Esta mía, en la chiva a San Francisco,
tipo seis, se une, por la vía, con otras de rojo y verde.
El rojo y verde andaba feliz por el norte
del Cauca.
Como si un equipo rojo y verde hubiese
ganado un partido de fútbol.
Y sí. El equipo es el de la comunidad
Nasa, el rojo y verde son los colores de la bandera de su organización: La ACIN
(Asociación de Cabildos del Norte del Cauca).
¿Qué pasó?
Estuvimos dos días en minga. Empezamos el
lunes con la expectativa de que las autoridades indígenas nos convocaban para
participar de una movilización que le demostrara al gobierno central de
Colombia la insatisfacción por la forma en que se ha tratado a la comunidad.
Primero, y para encausar la estrategia
política, se precisó que se trataba de llamar a la alerta con motivo de la
masacre en la hacienda del Nilo, donde hace 21 años, alcaldes locales, la
policía y los paramilitares se unieron para entrar en una asamblea indígena y
fusilar a 21 indígenas, más 30 que quedaron heridos.
Así han tratado a los Nasa en Colombia.
El estado ha sido hasta condenado y ha tenido que reconocer públicamente su
responsabilidad por la masacre, pero ha dejado de cumplir con las sanciones de
reparación y restitución que le fueron impuestas. Todavía 21 años después, el
estado haciéndose como que no es con él.
Eso, más las incumplidas promesas que
vino a traer Santos a la comunidad hace cuatro meses, con el pacto que en dos
meses les rendía cuentas de logros. Ni lo uno, ni lo otro.
Bueno, pues viniendo de todos los
cabildos del norte del Cauca, los Nasa llegaron a la avenida Panaméricana entre
Popayán y Santander de Quilichao, en La Agustina, y se la tomaron.
Hace tiempo decidí callarme en opinar de
política, y de participar en cualquier cosa con tal talante. Primero, callarme,
porque qué carajos importa lo que yo opine. Y segundo, por eso mismo.
Pero a la minga de los dos días pasados
asistí admirando a esta comunidad Nasa, trabajando para ella como profesor, en
una institución que invita a la esperanza por lo que una comunidad nativa,
unida, y consecuente en el tiempo, es capaz de hacer. Mas con ojos abiertos,
oídos despiertos, cámaras y palabras, un observador y testigo.
Claro que se cometen errores. Claro que
hay mil cosas por hacer mejor. Un montón en qué crecer. Pero los Nasa están
evolucionando desde su solidaridad comunitaria, desde la convivencia. Aquí,
claro que se ha metido la ola occidental con su ímpetu, de modas, y consumismos,
y superficialidades, y esa avaricia criminal. Pero la comunidad Nasa no es
tonta.
Aquí el cuento de la idea occidental no
se come para nada. Aquí no le creemos a Estados Unidos, e intermedias, que sean
ejemplos de democracias. Nooo… A otros con ese hueso. Tampoco les creen que se
las den de buenitos haciendo desastres por todo el planeta y con el planeta
mismo, Mama Kiwe, como llaman aquí a Madre Tierra en Nasa Yuwe.
Fueron dos días de trabajo y expectativa.
Primero, preparando a la comunidad. Luego la acción misma, de la que se podía
esperar la negativa al dialogo del gobierno y una respuesta violenta, lo que
obligaría a una minga indefinida en acción de protesta.
Pero a las dos horas y media de la toma a
la carretera, el estado invitó a Bogotá a los gobernadores indígenas, para el
próximo lunes. Así que sin enfrentamientos con la policía y las tropas
especiales, los Nasa se fueron de la Panamericana contentos por el deber
cumplido y sin heridos ni arrestados.
Y por eso estaban felices en el camino de
regreso a sus territorios. En las chivas –su transporte insignia-, iban en
tumulto haciendo fiesta. Los más jóvenes montados en el techo haciendo
algarabía.
Eso sí, ya veremos qué pasa el lunes.
Me uno a su alegría.
NC
Cauca, Colombia
11 de diciembre de 2012
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