Las ciudades sin amor no existen

“La vejez llega cuando hemos perdido la capacidad de amar”, Eduardo Punzet.

Las ciudades sin amor no existen, porque las ciudades son la gente.

La arquitectura es importante, está bien. Qué sería de Nueva York sin el Empire… Lo mismo que sin las Torres…

Las condiciones geográficas y el clima también son importantes… Está bien…
Anda a vivir en la playa solo y serás invierno; como infierno serás en el invierno a solas…
Acabo de volver de Caracas, de Guarenas; de la tía Maritza, de los Rapolla, de los Falcon, de Marcelo, y José Rafael, y Salver, y Alejo, y la Villa y Orígenes…

Acabo más ratico de volver de Bogotá; donde dejé a mis viejos, a la Pato; al maestro cronista Oscar; a Janet, al Pacho y a Bayo…

Y más ratico volví de Lima, donde una diosa africana vive enamorada de una diosa francesa; y para quererse se hicieron hembras… Y allá también están Alvaro y Almendra…

Antes de Lima, Tamshiyacu, en el Amazonas de mi “sobrina” Keiko y mi “sobrino” Cristian; y mi hermano Dante; y de mi shaman Magipo.
Y hablando de gente mágica, mi señora Elisa en San Francisco de Yarinacocha; y a mi hermano Néstor Paiva donde quiera que la selva lo lleve.

Pasándole en el zumbido de un autobús, de sur a norte rodé las venas viales de Ecuador. Un amigo de viaje me contó que en las historias de esa tierra los otavaleños son una de las culturas indígenas más poderosas de América porque han permanecido vigentes en el presente, ricos en familia, en cultura, en tierras, en país. 
Porque ese bus en el que rodé cobró vida cuando Leonardo Mora y yo rompimos en charla. “Leo”, artista del mármol que vive en Austria, y que andaba seis meses recorriendo Suramérica con su esposa y sus dos hijas. Y la charla se proyectó fraterna y Leo sacó un “anisado norteño”, y el autobús rondando desde Ipiales a Popayán, ahí se despidió con un “¡salud!”

Y en conociendo a Leonardo, un trago se sirvió Ramón Roa, restaurador de maderas y pinturas, de origen peruano. Y así la gente ocurre…

Y acabo de regresar a la Nueva York de mi hijo; y a la Nueva Jersey de Paul; y donde pruebas el mejor café en el café de Juan. Juan por sus buenos días, por su buena charla, “porque familia sos”.

Más, más, más al norte, George Bakazias.

Y adonde voy, ustedes. Gente bella.

Porque las ciudades sin amor no existen…

NC, N. Bergen junio 2011

3 comments:

Anonymous said...

que privilegio el ser amigos....la amistad es la cuspide... fenomenal tu manera de compartir las experiencias.

Samantha Rapolla said...

Inspirador... Que seriamos los unos sin los otros, sino solo mitades andando a medias...

Anonymous said...

la amistad es el sentimiento mas hermoso entre los seres...gracias por la amistad que brindas, porque quien sea que tenga la oportunidad de conocerla siempre sera un ser privilegiado...y no necesita nombre y apellido...simplemente amistad..!!