Ya encontré la razón que justifica el que los jóvenes de esta era lleven los pantalones caídos.
Pasó esta semana en la escuela Jordan Mott JHS 22 del Bronx. Había sido reclutado para presentar un programa de arte y tutorías después de clases. Fuimos salón por salón interrumpiendo clases y hablando con los estudiantes.
Durante el curso de orientación se nos había advertido sobre los “no” que había que cantarles a los estudiantes. Lo de los calzones caídos siempre ameritaba llamado de atención, dijeron, “and pull your pants up!”.
Después nos presentaron al subdirector y supervisor académico, de cuyo nombre no quiero acordarme.
Pasando por los corredores de la Jordan Mott, vi al tipo, calvo y de mirada inquisidora, se asomaba por las ventanillas de las puertas de los salones de clase como merodeando. Como un morboso buscaba fechorías. Hablaba solo. Hacía tan mala cara que parecía que le doliera algo.
En fin, viendo semejante bicho me aparté y me dediqué a lo que nos tocaba. Hablo en plural porque hacía parte de un grupo de artistas que se encargarían de dirigir el programa después de clases.
Nos dividieron en parejas y nos enviaron el martes a visitar salón por salón. Por ahí volví a ver al inquisidor con su estilo de carcelero merodeando las celdas. Pero llevaba en la cabeza el ejercicio aquel de Osho: “No hagas caso.”
Justo anoche veía un video de Osho donde se burla de las prohibiciones. Comienza con la más grande de todas las prohibiciones, aquella con la que arranca la Biblia en el Génesis y según la cual Dios les advirtió a Adán y a Eva que podían comer de todo el Paraíso excepto y bajo ninguna razón de dos árboles, el del Conocimiento y el de la Eternidad (¡!).
Se burla Osho de este Dios de la Biblia, y dice que no fue el Diablo el que indujo a Adán y Eva a comer de “los frutos prohibidos”. Fue el propio Dios con su prohibición el que los llevó al tal “pecado”. “Prohibición es invitación”, dice Osho.
Agrega Osho que Adán y Eva jamás hubieran encontrado o se hubieran fijado en los tales dos árboles, con todo el Paraíso para ellos… Si a Dios no se le ocurre prohibírselos. Recuerda también Osho que si quieres evitar que la gente comience a orinar en tu magnífico jardín, jamás se te ocurra poner avisos prohibiéndolo.
Caminamos pues por los corredores de la escuela Jordan Mott, entramos a varios salones, interrumpiendo las clases con los muchachos dichosos de que les interrumpieran el tedio, con muy buen resultado.
Hasta que llegamos a uno de los grados superiores de la Jordan Mott. Muchachos de unos 12 ó 13 años. Bastante revoltosos y que no paraban de hablar. Cuando el profesor de matemáticas, un indio joven, agradable, nos abrió la puerta, escapó por el corredor el gran alboroto de aquella clase.
Eso debió atraer al inquisidor calvo. Inconscientes de ello, Kasim y yo saludamos a los jóvenes con sonrisas y festejándoles la bulla. Les chiflamos y usamos recursos para dividirlos y hablarles en grupos y que el mensaje del programa llegara a unos cuantos, por lo menos.
Kasim: “I’m a street poet; let me introduce myself as hip-hop, rap and graffiti…”
Cuando de repente la puerta estalló: ¡Slam! El calvo inquisidor entró vociferando en dirección a su presa, un joven negro de unos 12 años con actitud de “so what?” Lo hizo levantar de la silla. Ahí nos dimos cuenta de que el jovencito usaba –¡CAIDOS!- los horrorosos pantalones caqui del uniforme escolar. Apenas se le veía la maroma que hacía para sostenerlos, porque abajo llevaba sus jeans negros, un poco menos caídos. Al joven se le notaba que estaba acostumbrado a semejante maltrato, a las palabras insultantes y humillantes de aquel tipo que regentaba la autoridad escolar. Sin embargo se subió sus pantalones lentamente, mirando al piso.
El miserable inquisidor se vio satisfecho. Echo un rugido para asustar al resto del plantel. Que si esto, que si lo otro. Que no se aceptaban payasos.
Pobre enfermo. De seguro así lo trataban. De seguro así es su vida. No dará amor ni recibirá amor.
Yo pensaba que ese tipo de “maestros”, que a mi me tocaron treinta años atrás, ya se habían acabado, entonces estamos atascados en el tiempo, atascados como aquellos pantalones de jóvenes que no saben explicar las causas de su moda. Y eso es en la escuela.
NC
Bronx, septiembre 2009
4 comments:
Hola, Néstor:
Muchas gracias por tu blog.
Recibe un afectuoso abrazo,
Gonzalo
Eso es, eso es estamos anclados, nuestra mentes no avanzan y si no avanzan nuestras mentes el mundo tampoco.
Somos primitivos, muy pero que muy primitivos.
besos y amor
je
PD
te dejo una dirección de blog nuevo.
http://carmenmolins1.blogspot.com/
Gracias Gonzalo...
Vi el blog de Carmen... Bastante tú...
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