Cola y cachos

Por Néstor Cristancho

Lo de Chávez en Colombia puede llegar a tener un nivel de escala mundial muy interesante.

Ya hacía falta que al gobierno colombiano le tocase poner en riesgo su pellejo. Uribe parece como un amaneradito que imposta la voz, dándoselas de qué, engañando a quién.

Es cierto que hay un montón de gente sorda, ciega y muda, como Shakira, alejados de su realidad. Son esos que no respiran sino demonios y a la vez reclaman la buena moral y la buena conducta.

Pero ante la realidad plena y sucinta, Uribe no tiene escapatoria. Y ahora tiene un reto geopolítico, como el presidente Chávez ya hace rato asumió otros.

Empecemos por el detal.

Alvaro Uribe Vélez representa la mejor forma de tiranía de derecha que jamás antes le había funcionado a Estados Unidos. De hecho allá se ha matado, torturado, secuestrado y desaparecido gente desde la misma era de las tiranías militares impuestas por la USA en Latinoamérica, y todo se mantiene solapado con el cuento de ser una democracia intacta y antigua (mentira más grande).

En lo que a sistema político-económico se refiere, hoy Colombia es una copia ciega de Estados Unidos, pero por culpa de nuestras carencias, terminamos siendo un monstruo deforme que hasta fama tiene de peligroso y asesino. Por lo menos Frankestein es un clásico de la literatura.

Entonces tenemos el narcotráfico diversificado a la más poderosa escala: Gobierno, políticos y empresarios, todos cochinos. Y con la delincuencia también cochina, qué se puede esperar del país. Porque a estas alturas, del mundo como anda, habría que tenerle más fe a la delincuencia.

A propósito, las FARC tienen que demostrar ahora que no les interesa mantenerse en la cabeza del narcotráfico. Que son mafiosos por incidente. Que su causa fue un país. Porque ya hace rato que eso pasó. Ahora tienen intereses personales. Ahí se desvaneció el sentido de guerrilla.

Las FARC tienen que salir a reconocerle al país que se financian del narcotráfico y así poder enfrentar a un gobierno que se las da de puritano.

Una vez sin careta, las FARC le puede hablar de tú a tú a una sociedad mafiosa llamada Colombia. Los colombianos de buena moral y buenas costumbres de rasgarán las vestiduras. Que no, que qué barbaridad es esa. La misma hipocresía con la que cada vez se nos conoce en el mundo, ya no solo por mafiosos, sino por mentirosos, cobardes y traicioneros, principales características con que es observado el colombiano en el exterior. Sigan creyendo que nos ven buenos trabajadores y gente humilde y emprendedora.

Este es un momento trascendente. El colombiano tiene que observarse, de donde viene, frentear sus demonios: El egoísmo y la envidia primero. Si yo estoy bien, los demás que se vayan para el coño. Y por ahí la avaricia donde tenemos ejemplos maravillosos como Ardila Lule y toda la peste de los Santodomingo hasta llegar a aquellos bichos que tienen casa y carro y ya se creen reyes; y en el exterior los insufribles prepotentes que tienen documentos en el exterior y ven a sus semejantes indocumentados con desdén.

Habría que revisarnos por ambiciosos enfermos; por andar aparentando, esa "virtud", la apariencia, que hace que nuestras mujeres sean reconocidas en el mundo cuando se ve a una dama de tetas operadas o a un tipo con pinta de malandro que se da vida de rico y del que todos saben y señalan como ‘traqueto’, mafioso, narco o como quiera llamársele.

Dejemos a Columbia State. (Coño gringos, con la “o”).

Chávez es el principal crítico de la Casa Blanca, es uno de los dos líderes más fuertes de Latinoamérica, con el maestro Lula da Silva en Brasil.

Pese a que Colombia siendo el principal –casi único- aliado de los gringos en el cono sur, tuvo que pedir canoa salvavidas nada menos que a Chávez, al que Bush y su gobierno trataron de derrocar en el 2002. Ergo, los gringos deben estar que arden de la furia, y rezando porque todo salga mal y las Farc le den plomo a Ingrid y compañía en secuestro. Como extrañamente pasó con los diputados del Valle.

Por eso la película de Chávez es tan trascendental. Por eso es que pide claridad para responder hasta en las ruedas de prensa.

Tarde que temprano las Farc van a exigir que sean devueltos Simón Trinidad y Sonia desde Estados Unidos, y Chávez tiene que lanzarle la pelota a “Mr. Dangerous”. Allá van a decir que no negocian con terroristas, y volveremos al papel de Uribe y de las Farc, para trastornar sus intereses con el narcotráfico y de poder y otras galas, y declarar que Colombia es una nación en conflicto, y que las dos partes son políticas, y que es el primer paso para darle luz al complejo proceso colombiano.

Eso es soñar demasiado, es cierto, como volver a plantear lo replanteado, que el día que se legalice la droga a los mafios colombianos no les va a quedar otra que arreglárselas en la legalidad, sin matar gente ni enriquecerse y sin poner alcaldes, gobernadores, congresistas, funcionarios, empresarios y presidentes.

Con Francia y Chávez metidos ahí, habrá mundo pendiente del proceso de los secuestrados, si se maneja con altura. Así que ése será un garante de presión, que a lo mejor no conmueva a Estados Unidos, que ha demostrado que le importa un comino cualquier acuso de humanismo, y menos del qué dirán los forros del mundo, pero eso le seguirá costando, porque seguirá descubriendo su verdadero rostro incluso ante los más ciegos. Si eso ocurre, los colombianos a lo mejor empiecen a aterrizar y se den cuenta que al ‘Sagrado Corazón’ que le rezan, tiene cola y cachos.
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