Por: Maickel Clemente
Soy el centro del universo. Nada más, nada menos. Soy el mas grande, magnánimo y espléndido de los cuerpos celestes que me rodean. Soy el único que brilla, porque soy una estrella y esta naturaleza, por sí sola, me coloca en una categoría distinta a la del resto. Soy tan fuerte, que mi gravedad mantiene todo el sistema cohesionado, girando a mí alrededor. Y, por si fuera poco, junto con la luz, proporciono el calor y energía que mantiene la vida en ese tercer planeta al que llaman Tierra.
Soy el señor de mis dominios. Más aún, yo mismo lo hice, lo creé, hace millones de años cuando nacía, y así también conmigo nació mi reino. Generé los planetas, y estos a su vez, generaron satélites que se convirtieron en mis nietos. Hoy por hoy, todos dependen de mí: evito que se destruyan unos a otros, o que vayan errantes por el resto de la galaxia. Con mi fuerza, atraigo la mayoría de los objetos externos que puedan atacarles, y los engullo en mi ardiente masa, protegiendo a mis súbditos y descendientes de una destrucción segura.
Combustión perpetua e infinita. Eso es lo que soy. Estoy en constante actividad, nunca ceso de crear luz. Por eso constituyo una energía masculina, activa y creadora, en constante movimiento.
¿Ya te dije que era el centro del universo, y que constituyo el ego puro y en su máxima expresión? Soy el origen, soy el principio, y eventualmente seré el fin. Cuando yo muera, conmigo morirá mi universo. Agradece que te permita la vida porque si bien tus padres te trajeron al mundo, sin mí, ni tu ni ellos hubiesen existido. Por eso, reclamo tu sumisión: ni siquiera me veas directamente de frente, o pagarás con tus ojos el precio de tu irreverencia.
Pero gracias a mis súbditos y seguidores es que soy lo que soy. Sin ellos, sería una estrella más en el firmamento y mi vida carecería de sentido. Así pues yo también agradezco y proveo mi luz, mi energía y mi fuerza con todo gusto, con placer y sin reparos. Entiendo que hasta Plutón, el más alejado de mis hijos, necesita de mí para existir. Y de allí, mi nobleza.
Yo a ti también te regale tu personalidad: me coloque en una constelación cuando naciste y de allí salió tu ego, con tintes de Acuario, Aries, o Tauro o de cualquiera de los signos del zodiaco. En tu cuerpo, yo rijo tu corazón y el sistema circulatorio. En el cielo, tengo mi propia constelación, y es por eso que mis hijos, los de Leo, son como yo, versión miniatura. Por la misma razón, los reyes, los artistas, los deportistas, el padre, los hombres, los lideres, maestros iluminadores, políticos, los rectores, los héroes, y afines, en todos ellos he de ejercer una influencia predominante, y a su vez, están representados en tu carta astral, en el lugar donde me sitúe. De hecho, cualquiera de ellos pudo haberte escrito estas líneas, porque detrás de todos estoy yo.
2 comments:
Bravo!
Espectacular la forma como comienzas la descripcion del primer elemento astrologico, El Sol, que lideriza el Sistema Universo.
Y vaya que conozco muy bien la energia que irradia, gracias a la vida tengo el regalo de compartir con dos Leones fuertemente influenciados por el astro rey: Mi padre, el bello Jorge Rapolla y mi querido esposo, Nestor.
Gracias por estar alli.
Bello negro... espectacular... ya me imagino yo la descripcion de la luna.. como para morirse.. Love you
CaTte
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