Historias de Lobo Blanco
En esta tierra del norte habita un Lobo Blanco que se transforma en hombre para despertar espíritus.
El Lobo Blanco debió desligarse de su propia tragedia para liberar al hombre que habita. Y desde ese hombre un Centro. Nombre ordinario: Alberto Aponte. Al principio sus señas no eran otras que las de un hombre común y corriente nacido en esa parte de la geografía que llaman Bogotá, Colombia.
Muy temprano perdió a su madre. En 1981, su padre lo trajo a Estados Unidos. Conoce los discursos del maestro Osho, quien no solo se burlaba de iglesias y religiones, sino de los intelectuales, psicólogos, médicos e instituciones tan sagradas como gobierno, policía, familia, ciudad y país. Osho planteaba la contradicción de dichos entes frente al único camino, el amor, el ser.
Eso le dio fuerza al Lobo Blanco para seguir su camino solo. Aquello de la familia no era más que un invento que cada vez le resulta más adverso a una sociedad caótica.
De hecho, la única forma de sobrevivencia futura serán las comunas, predijo Osho. Y aquel Lobo Blanco ha guiado una a la que por ahí llaman ‘El Centro’, la Escuela Misterios del Arco iris.
Fue a finales de 1997 cuando Alberto Aponte pasaba por un edificio de apartamentos y se enamoró de uno que le serviría de primer refugio. En ese tiempo el hombre no era otro más que un casado, padre y bien ubicado trabajador. Inquieto sí, desde las puertas que le abría la meditación y el consejo de Osho.
“Alberto me contó que tuvo la ocasión de ir a Pennsylvania y asistir a una de esas charlas que daba Osho. Osho lo miró a los ojos y le dijo: ‘Difunde mi palabra’”, cuenta la bruja Aguila del Sur.
Aquel apartamento del norte de New Jersey se convirtió en su refugio de meditación personal hasta que un día conoce a una colombiana que andaba de regreso a su país. “Yo conozco un grupo de gente que le gusta la meditación y hacer retiros…”
Fue así como un contacto telefónico lo llevó a la famosa Margarita. “Al principio hablábamos por teléfono y ella estaba muy interesada en la meditación. Tanto que no dejó de ir puntual a un lugar en Plainfield, donde ella vivía”, recuerda Alberto. “El primer retiro lo organizamos los dos. Margarita trabajaba en la oficina de recursos humanos de una fábrica. Ella servía de intérprete en inglés y orientadora de los trabajadores hispanos”.
Y ahí trabajaba otro personaje clave de esta historia: María.
“…Entonces Margarita nos cuenta que hay un retiro en Poconos (las montañas entre Pennsylvania y New Jersey). Un grupo nos apuntamos inmediatamente. Margarita era nuestro contacto ya que ella se encargaba de ayudarnos con ese pequeño detalle del lenguaje…” (¿Pequeño detalle? Risas)
Y en mayo de 1998 se van de primer retiro. En una camioneta tipo van recogen a las diez personas que se apuntaron a la odisea, Alberto al volante y Margarita de copiloto, y con las direcciones de la cabaña en la montaña…
Un momento…
¿Direcciones? –Había dicho Margarita con ese estilo clásico de ella, entre que aquí hay problema, pero, no panic, todo problema es reparable: -Pues las direcciones no las tengo, ¡pero tengo una foto de la casa!
¡Una foto!
(Risas)
Recuerda María: “Después nos dimos cuenta que pararon la van como en una curva de la montaña. Como nosotros no sabíamos nada, íbamos hablando despreocupados entre nosotros hasta que yo vi a Alberto caminando fuera del carro. ‘¿Ese no es el señor que nos lleva?’”
Muy a la una de la mañana lograron dar con la famosa cabaña de la foto. Y por ahí le salió uno de esos que no faltan: “¡Ahhhhh no! A esto nos trajeron, yo me regreso a mi casa”.
-Adelante hombre –Le dijo Alberto.
-No. Después del desayuno.
Después de diez años de constancia, los retiros de la escuela Misterios del Arco iris ya se conocen en la selva peruana, en la espesura costarricense, en Venezuela, en Canada y tienen frecuencia mensual en esas montañas de Poconos.
De la misma forma, de aquel apartamento en Farview, hoy se erige en una calle tranquila de New Jersey ‘El Centro’, lugar de yoga, meditación y descubrimiento personal, guiado por el Lobo Blanco.
Alberto Aponte fue llamado Lobo Blanco por un maestro Zen. Esa es su esencia. Como el gran lobo de la montaña guía a su grupo por el camino de la sabiduría. Escribe inspiraciones que lee e interpreta en tono pausado para meditar en ‘El Centro’. Ecléctico y humilde, aprende de los chamanes incas, del Tao y el Zen, Osho, la montaña, la madre tierra, y conduce con icaros y cantos orishas ceremonias de elevación humana.
A ese Lobo Blanco, a su incansable guía, a su esfuerzo, en estos ya más de diez años de 'El Centro'.
Néstor Cristancho
Agosto, 2008
Esta foto es clásica para El Centro... ¿Quién es quién?
1 comment:
me hustaria saber donde pude reunirme con gente que estudia el kabala: o.mat@hotmail.com
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