Inaugurada La Línea


Y fue todo un acontecimiento el que después de treinta y pico de años nuestro benemérito presidente inaugurará el paso que llamamos La Línea,  super estructura vial que une en unas cuantas horas el suroccidente  y el centro del país. Así que le voy a contar la fiesta de disfrutar de este impresionante tramo carreteable del que hasta los gringos nos tendrán envidia.

Agarré par maletas y tomé el expreso con Internet WiFi,  películas bacanas y con esto del Coronavirus, que por la distancia que hay que mantener, una mullida silla doble para mi solito. Cali-bogotá. ¡Y vámonos!

-Lamentamos informarles que La Línea está cerrada.

¿Qué?  Pero cómo va a ser. Y todo este plan de estrenar. Si hasta tenía el celular limpiecito para sacar la de fotos y subirlas para impostar de chicanero viajante por la mounstrua carretera orgullosamente nuestra.

Ya de maletas y con la inercia del viaje qué se la va a ser.  Además dicen que vamos por Manizales y que vamos a rodear el nevado del Ruíz y con suerte hasta lo vemos. Ahh no, esto pinta bien.  No nos alteremos.

Pasamos Buga, Tuluá, y que vamos pa’ Pereira. Y dele. En la pantalla una peli de Stallone que es el prototipo del super héroe humilde y sencillo que todos queremos ser. Y el paisaje una belleza. Y que ya vamos por Manizales, y… ¿Qué hace el conductor?

El señor conductor se baja y se le traviesa a varios taxistas, a lo suicida,  hasta que uno se detiene, y parece que están dándose señas. Y nuestro chofe' parecía entender. Y se sube. Alcanzo a escucharle que "...y ahora como doy reversa aquí".  Y la de carros pitando en la glorieta donde se atravesó nuestro moderno expreso. Y Stallone Pum! Pam! acabando con bandidos.

Una hora después de recorrer varias veces Pereira, qué ciudad tan rebonita pero tan congestionada, parece que por fin llegamos a Manizales y… qué hace señor conductor… El hombre vuelve de suicida a parar taxis por una principal.  Otra vez le dan señas. Y vámonos.

Ummhhh… Esto me parece que ya lo hemos visto un par de veces.  Y, qué hace señor conductor… El man sin miedo logra detener otro amarillo, y parece que esta vez... Ahh, lo vamos a seguir al taxista. Y el hombre nos lleva por varias vías locales, como barrios populares, y no falta la señora que vaticina que "qué es esto por dónde vamos, ahora que nos lleven quién sabe a dónde y nos atraquen a todos", y esto y lo otro. Ave de mal agüero.  Y verifico donde puedo encaletar los pocos chavos que llevo no vaya a ser cierto. Y qué hace señor conductor… ahh, le está pagando al taxista y se despiden, y es que ahí está la variante, ahora sí,  vámonos. No se diga que no conocimos ampliamente la ciudad de Manizales,  que bien fría que está.  Brrrr…

Pasamos Dosquebradas, popular municipio colombiano por los chistes que le han hecho, y, qué hace señor conductor… ¡Jum! Ya oscureció.  El frío empieza a calar los huesos.  Ya de ver el nevado… a no ser que sea uno Superman.  Y paciencia. Ya vamos por la tercera peli, ahora vamos a ver a la Roca, noooo,  se va a poner buena esta peli… y la lentitud con que subimos la montaña, y la de carros, buses y camiones… 

La peli está bien buena, y en medio de un rescate con helicópteros y un avión caza, y esquivándolos un super macho, así como uno se siente viendo estas pelis… y el bus para en plena montaña y apaga todo. Y quedamos sin ver cómo rescataban a la remamacita… Y, ¿qué pasó señor conductor?

-Dos tractomulas se estrellaron y como todos nos vinimos por esta vía pues parece que el trancón (léase tremenda congestión vehicular) está cabrón.

Los primeros 30 minutos se resigna uno. No vemos al dichoso nevado pero si lo sentimos respirar, y qué frío tan hijueputa. ¿No tiene calefacción señor chofer?  Y qué cuál calefacción,  qué burguesía,  coja avión mijo.

Vidrios empañados, casi dos horas y, síííí.  Encendido el expreso, run! run! Vámonos.

No avanzamos ni diez metros y quietos. Apagado el vehículo.

Otra hora. Puto Nevado del Ruíz,  qué frío tan h… por fin arrancamos, son como las 3 de la mañana. Y que vamos ahora sí,  que rumbo a Ibagué,  pero que cómo se va a ir para Ibagué,  qué vamos directo ya para Bogotá,  no sea marica. Y que nosotros vamos pa‘ Ibagué no sea sapo. Y resignación y ahora el super héroe es de una película rusa donde parece que el man rescata a toda la familia de un terremoto donde los edificios quedan torcidos lo suficiente para causar vértigo y mareo apenas pa' este viaje tan jodido y largo, y vamos quedando todos dormidos, ojalá despertemos ya llegando a Bogotá…

Frenada, encendido de luces,  uno en posición fetal abrazado a si mismo para aguantar este frío cabrón, y ahora qué pasó.  Se sube la policía.  No, ahora sí nos van a robar. Nada tan aterrador como la Policía Nacional de Colombia. Mínimo nos quitan el billetico a todos…

-Aquí se robaron un celular. A ver todo el mundo saquen la cédula y requisa. Y si no colaboran, aquí nos dan las 7 de la mañana y nosotros no tenemos afán.  Requisados y aterrorizados por los policías colombianos como es costumbre por fin aparece el tal celular. Y no es claro si se lo había tratado de robar el vecino del puesto o fue que la muchacha lo dejó ir por entre las sillas cuando hablaba, chateaba, texteaba  y  se quedó dormida. Que no, que no presenta denuncia.

-Ve, por eso es que no avanza este país. -dice el policía.  No avanza este bus señor policía. Y exige que alguien cambie de puesto con la señora para que ella no vaya cerca del presunto ladrón de celular. Y nadie hace caso. Y pasan los minutos. Y los policías que quiubo colaboren.  Y yo, ya harto, me voy a compartir puesto para ver si nos movemos,  así que la tal distancia social y bioseguridad e incomodidad… Ya empieza a amanecer. Catorce horas ya de viaje. Por lo menos ya pasó el helaje del nevado del Ruíz,  pinche Ruíz,  y vámonos.

En Ibagué recibe otro conductor y el que nos llevaba empieza a contar la de sucesos y se le escucha reconocer que al principio se perdió porque él sin conocer la ruta que le tocó hacer…

-¿Al principio? desde Pereira perdido. Hasta taxi le tocó pagar. -Recuerda medio en burla medio encabronado un vecino de asiento.

Por fin Ibagué.  Y luego entrando a Bogotá, dos horas para pasar el trancón vehicular de la mañana, tan tradicional en la capital del país.  Y el caos de gente, de negocios, de automotores: motos contra taxistas, contra particulares y todos contra los buses, busetas, camiones y nosotros, los super express de WiFi, películas de acción, y cómodas sillas que qué putas ni qué nada.

Por fin en el terminal de Bogotá.  Qué va. ¡Ábrase! Veinte y tantas horas en ese puto bus. ¡Vaya métase su Línea por donde le quepa señor Presidente!

 

NC 

Bogotá, diciembre 2020

No comments: