Muy mal Evo



Muy mal Evo.  Muy mal.  Es una lástima la forma en que termina la primera presidencia indígena en Suramérica. Queman la Wipala del Palacio de Gobierno y entran con Biblia en mano. Los presidentes progresistas tratan de salvar al “caído”.  En esas “cae” nada menos que el maestro López Obrador. Y Bolivia sigue incendiada.

Y todo, hay que admitirlo, aunque pese, aunque es una tristeza, aunque suene uno como el coro de los conservadores fanáticos, todo por culpa del propio Evo.Por más que se odien los unos a los otros, por más diferencias que haya con los derechistas fanáticos y cristianos, Evo Morales descaradamente se burló dos veces de las elecciones por tratar de quedarse en el poder.  

Perdió primero el referendo del año pasado donde la mayoría le dijo no más reelección.  Y Evo se hizo el loco.  Hizo trampa nuestro Evo. Y en las elecciones presidenciales suspendió por 24 horas el conteo de sufragios cuando los resultados exigían una segunda vuelta electoral.  Y al otro día, por arte de magia, Evo se declara presidente por mayoría superior a 10 puntos. Qué desfachatez la de Evo.  Qué lástima compañero Evo.Ahí incendió a su país y ahí nos tiene a todos.  

A estas alturas del partido, después de haber visto tanto sinvergüenza y corrupto en nuestra historia humana, no le creo a Evo.  Y me parece no solo corrupto sino irresponsable y, lo que es peor, cobarde.Su país, su gente, sus opositores, todos al borde de una guerra civil y Evo haciéndose la víctima. Haberse ido para México a enredar a otro gobierno y a otra sociedad por hacer trampa también es irresponsable y cobarde.

Mi querido Evo, por favor.  Ten un poco de valor. En vez de estar manchando la memoria de Tupac y los colores de la Wipala debieras irte a tu país, confesar y ponerte en manos de las autoridades. La integridad no es asunto fácil.

La integridad no nace con uno.  Así que no es por ser indígena, negro, blanco, azul, rojo, de la variedad que sea, la integridad del hombre, del ser humano, se forma cada día y cuesta. Seguí y admiré a Evo por más de diez años y, ahora, me da vergüenza verlo corriendo tratando de esconder las tormentas que provocó.

Ya había visto con asombro cómo autorizaba la quema de la Amazonía, pero dije, no, de seguro Evo lo hace por alguna razón de consciencia. Luego escuché sus discursos donde le pide a los jóvenes que estudien inglés porque el futuro está en el exterior o convirtiéndose en técnicos para extraer toda la riqueza de la tierra. Y luego el mundo lo vio haciendo trampa con el referendo donde ganó la mayoría que le exigía no más reelección. Y seguimos confiando en Evo. Hasta el apagón del conteo electoral del 20 de octubre y su victoria amañada.

Tiene qué ver con perpetuarse en el poder. El mismo mal del Chavismo en Venezuela y el mismo mal de toda la derecha y el poder oligárquico que gobierna de Inglaterra a Estados Unidos.  Todos quieren quedarse en el poder. En vez de ocuparse de gobernar por el pueblo y promover nuevos líderes, queremos mantener el poder a toda costa.

¿Es que no hay más Evos?  De seguro que sí.  Y hay mujeres indígenas en Bolivia que podrían liderar a su pueblo. Y debe haberlos en Venezuela.  Pero liberales y conservadores, todos quieren el poder para siempre. Ojalá a Cristina no le salga el tiro por la culata y se dedique sabia a ayudar a liderar un nuevo rumbo para Argentina.Ojalá que en Venezuela surjan con urgencia líderes íntegros que ayuden a cumplir con el ideal de todo gobierno para su pueblo: Libertad, igualdad y felicidad. Ojalá que suceda en Bolivia.  Se necesita un líder, una lideresa, que se ponga las pilas ahora mismo. Por lo menos en esos países hay esperanza.  No como en Colombia que a pesar de que suceden líderes allá los asesina la clase que detenta el gobierno hace 200 años.Ojalá que en Estados Unidos se nutra el llamado “escuadrón” y esas lideresas políticas, Alexandria, Ilham, Ayanna y Rashida, sigan creciendo en sabiduría e integridad y se conviertan en el futuro de un país que, aunque potencia, no se cansa de hacer el ridículo.  No con Trump ahora.  Reagan, los Bush, todos hicieron lo que se les dio la gana. Comerciaron con drogas, extorsionaron a otras naciones, causaron la guerra, y no se les hizo un juicio político.  Lo que sucede con Trump no es más que un circo que no va a ninguna parte. 

En fin, la integridad es esa iluminación que tratan de alcanzar los “nenes bien" haciendo yoga, y que se trata simplemente de ser honesto. Así se quede uno solo, como decía el finado Alfredo Molano.  Así cueste la cárcel, como debiera suceder con el comportamiento tramposo de Evo o de Trump.Pero en el mundo la integridad no es popular.  Y ahí es donde todos vamos camino al abismo como democracia, como sociedad, como especie. 


NC
NYC, 14 de noviembre 2019


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