Hoy salimos a marchar los colombianos pero con el camino desviado.
No es que exigir que dejen de matar a los líderes sociales no sea una causa noble. Pero es que sabemos quién los mata y que a pesar de que salgamos hoy en masa y por el mundo, estos asesinos no van a parar.
¿Y quiénes son los asesinos?
El establecimiento colombiano: El Gobierno y un grupo de políticos agazapados en gobernaciones, alcaldías, concejos y en el Congreso. Y aquellos ponen a hacer el trabajo sucio a miembros del ejército y la policía colombianas. Que a su vez usan a bandas organizadas que ellos mismos han conformado.
Con el apoyo incondicional, y muchas veces exhortados, por empresarios y banqueros, por grupos de élite agrupados en agremiaciones como Fedegan y la Federación Nacional de Cafeteros. Y por los medios de comunicacion tradicionales.
Y así llevan operando, políticos y matones de turno, desde que Colombia se llama Colombia.
Y como esta corriente, este statu quo lleva tantos años, la mayoría del pueblo colombiano los aplaude. Y aplaude que maten líderes sociales, y como la muerte manda en Colombia, pues cualquiera te mata en la esquina, porque si las autoridades lo hacen.
Y ahí está el quiebre del asunto.
El pueblo puertorriqueño nos dio tremenda lección de unidad y persistencia. Doce días seguidos, parando avenidas, saliendo en masa a manifestarse, con el apoyo de sus artistas, de todos y cada uno por toda la isla y con la diáspora. Y con un objetivo claro, sacar al gobernador corrupto. Claro, ahora vamos a ver el talante de los borícuas, porque resulta que su cuerpo político también está plagado de corruptos y esos quieren seguir en el poder. Como en Colombia.
Como en casi todo el planeta.
Por lo menos el pueblo puertorriqueño llevaba su primer objetivo claro.
Los colombianos -algunos- salimos a marchar hoy confundidos.
Habría que ir rumbo al palacio de Gobierno y por ahí al congreso en Bogotá a exigir la inmediata salida del gobierno del presidente Iván Duque y la detención del senador y expresidente Alvaro Uribe Vélez y sus secuaces por crímenes de lesa humanidad, entre ellos el asesinato de líderes sociales.
Y tampoco es que los colombianos vayan a marchar dos días, o más, porque mañana hay que volver a la esclavitud y al malvivir. Ya sea limpiando calles o en alguna oficina pública o privada jactándonos de nuestra posicion y el lujo barato. Hay que cumplir a tiempo y con obediencia. Y el que no esté de acuerdo, a ese hay que silenciarlo o matarlo.
NC
NYC, 26 de julio 2019
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