La mujer decidió responder al insistente
llamado a su puerta, no sin cierto enfado al escuchar que se trataba del
Departamento de Felicidad del gobierno.
-A ver señora, ¿qué la retrasaba?
-Estaba en el retrete amigo.
-Mi nombre es El Controlador. Haga el
favor y saque su documentación para que los colegas aquí revisen su
comportamiento familiar.
La mujer ya acostumbrada al
procedimiento, le extendió los documentos al funcionario.
Como la mujer no tenía televisor, procedieron
con la rutina, verificaron las estaciones de radio que seguía e hicieron una
rápida revisión a su computadora, “tome nota de los sitios que visita”; hágame
el favor déjenos ver los libros en su casa…
-Comprenderá usted que esto lo hacemos
corrientemente desde nuestras oficinas pero aprovechamos las visitas para
personalizar nuestro contacto con nuestra feliz ciudadanía. El funcionario se toma unos segundos para
revisar un expediente.
-Veo que su hijo ha sido disciplinado un
par de veces por no cumplir con el uniforme escolar. ¿Se encuentra bien su
familia señora?
-¡Por dios! Si solo cambió el color de
uno de los cordones de su zapato…
-Ya pasaremos a analizar su filiación
religiosa, aténgase a la pregunta, la
uniformidad de nuestro pensamiento comienza desde estas pequeñas cosas. No
querrá que nos sumerjamos en un caos…
-No, lo siento, lo disciplinaré hoy a su
regreso del colegio.
-Nos alegra saber que usted coopera
eficazmente con la felicidad de nuestra patria. Por cierto, no tengo información
sobre su marido aquí…
-Tengo novia, ustedes aprobaron la ley de
igualdad sexual y entiendo que…
-Mire señora, no confunda lo
políticamente correcto con la realidad que constantemente amenaza la buena
marcha de nuestra patria. Para eso estamos aquí en el Departamento de la
Felicidad.
-Y ¿qué quiere que le diga entonces…?
-Hablaba de dios… ¿A qué iglesia
pertenece?
-Soy Budishna.
El otro controlador revisa rápidamente
una lista y le comunica a su colega:
-Es una de las autorizadas a llenar los
vacíos mentales y espirituales, rezan y adoran hombres, además está de moda
colega. Meditan un poco, pero no hay de qué preocuparse, a la hora de actuar
son todos iguales. Aprobado.
-Ummmhhh –sigue el controlador chuleando
su encuesta.
-Por ahora haga el favor y firme este
formulario. Será inscrita en un programa voluntario de felicidad. El gobierno
democrático del estado feliz se ocupa de sus ciudadanos…
-Pero es que –interrumpió la mujer- ahora
debo trabajar en dos turnos para pagar el nuevo celular y el nuevo carro que
estaba obligada a renovar este mes y…
-¡Señora! –Reconvino en tono alevoso el
controlador. –Su actitud, la de su hijo, y su vacilación nos indica que usted
apenas piensa un 87.3 por ciento como se exige a nuestra nación feliz. ¿Le parece
que no necesita ayuda?
-No, lo siento, le agradezco hacerme caer
en cuenta…
-Le insisto que el buen gobierno
democrático feliz se ocupa de sus ciudadanos. Y dígame, ¿es usted feliz?
-Sí -dijo con gran sonrisa y ojos
líquidos.
-Nos satisface. Que pase un feliz día.
NC
Bogotá, 22 de febrero de 2014
2 comments:
Esto me recuerda a el departamento creado en Venezuela de la Suprema felicidad:
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/25/actualidad/1382671557_894752.html
Hola Basilio… Puede ser ése, aquel, u otro, alguno más allá… El libro 1984 de George Orwell parecía ser un señalamiento al comunismo. Y cada vez se parece más a los dos sistemas…
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