Pretendo establecer comunicación con el sexo. Con el pene y la vagina, los tabús de oscuridad de sociedades y padres hipócritas, cuyo producto somos hijos hipócritas.
Le hablo al amor y a la fidelidad de pareja estancados en el egoísmo sexual, pero que se hacen llamar muy orgullosos amor y fidelidad, ratificando la ceguera y la hipocresía social.
Converso respetuosamente enalteciendo a la masturbación como el elemento vital, primario y necesario de la pubertad. Los padres no podemos permitir que nuestros hijos salgan a la calle de la vida sin haberles planteado el tema del reconocimiento de su cuerpo como algo necesario y dichoso en el camino de la observación y crecimiento propio.
Desde ahí debe comenzar el trabajo personal e íntimo –y solo esa es la causa de haber enfrascado al sexo con la intimidad, otra mentira. Por haber retrasado ese descubrimiento personal con el sexo es que hay adultos atrofiados. Y menciono a la intimidad porque en el proceso natural de la sexualidad desarrollamos el respeto, que es esencial en la gama de derechos humanos que les debemos a nuestros hijos.
Producto inicial de tanta oscuridad y humo es que tenemos gente confusa y difusa, en sistemas escolares intrascendentes, en la pandilla de la esquina, en el precinto policial o en el cuartel militar, abuso social, sacerdotes pederastas, presidentes como los de Colombia o Estados Unidos, empresarios exitosos, ídolos siniestros y, para citar un caso concreto, está aquel que fuera gobernador de New Jersey, James McGreevey, atrofiado y con doble vida sexual, amparado en el homosexualismo no por elección de carácter sino por miedo. Y de todos esos, los dos clásicos antivalores: el machismo, que es la forma en que llaman a estos engendros autoritarios y conservadores; y el abuso a la mujer.
Porque la ignorancia es generadora de miedo y de dioses. Basta observar qué hemos creado en esta sociedad con tanta ignorancia y miedo sexual. Y las miles de historias de adultos que fueron abusados de niños.
Desde la masturbación viene el primer rompimiento en la comunicación familiar que ha trascendido en estas generaciones decadentes. Primero con el hijo, luego con el novio, el adulto, el amigo, el esposo y más padres atrofiados e irresponsables. La frase de Napoleón, aunque a lo mejor él no supiera mucho lo que salía de su boca, es determinante: “Para educar al niño hay que empezar por educar al abuelo”.
Basta de estar queriendo salvar la ecología del planeta, la moda cool de ahora; esa es sola una consecuencia de las taras humanas que nos poseen. Habría que lanzar una campaña para humanizar al sexo y acusar a las encíclicas religiosas y a la falsa moralidad que lo han postrado a la condena o a comadreos vulgares de cocina.
Este dialogo surge a propósito del tema que Alberto planteó en el retiro del Centro de Meditación el pasado fin de semana: ‘Viendo a través del humo’. Desde que encendimos el carro para regresar a casa, desde esa montaña de Poconos, Samantha me planteaba que los efectos de cada uno de estos retiros generan una ola expansiva. “El retiro no termina aquí”, dijo.
Aún vibro con el maravilloso proceso de renacer en que ha entrado María teresa.
Pero permítanme expresar mi propia experiencia. El sexo es el humo que ha contaminado mis relaciones de pareja. Mi ignorancia y errores han causado no solo dolor a otros, sino que ha afectado mi conducta y me ha generado demonios que todavía hoy, con un poco de luz en mi camino, estoy tratando de exorcizar.
Alberto mencionaba cada uno de los chacras energéticos del hombre. Entiendo cada vez más cómo se han clasificado cuidadosamente cada una de las energías que componen al ser humano a través de observaciones sabias y ancestrales.
Veo y aprecio el asunto de los ciclos como una espiral con niveles de crecimiento. Por eso hablamos de estar estancados en ciclos, cuando nos repetimos una y otra vez, observando que desarrollamos los mismos patrones de conducta y circunstancia. En mi caso es así, y ha sucedido una y otra vez. Y todo por la ignorancia sexual. Que a estas alturas de la adultez exige ya no solamente lucidez, sino comprensión sexual hacia sí mismo y de ahí a los otros.
Es en la lucidez sexual cuando empezamos a crear porque es ahí cuando empezamos a crearnos a nosotros mismos. Esa es la materia prima de la sensibilidad. Y es el camino para avanzar en la espiral del reconocimiento de los demás puntos energéticos del hombre.
Hay mucho humo en el camino. No lamento que en la ceguera trastabille, porque cada vez hay más luz en el siguiente paso. Veo entre el humo los demonios personales y los dolores que causan. Veo los demonios ajenos y los rumores de morbo que levantan. Veo a la ignorancia y al miedo. Veo una relación que se debilita por falta de fondos sexuales. Entiendo por qué el fuego detonó sabiamente otra explosión y tanto humo. Entiendo y aprecio el amor de Samantha. Y en el ciclo del autoreconocimiento y en el esquema energético, pretendo el amor.
Entiendo de cuál luz hablaba Alberto, esa personal, iluminada por la potencia de cada chacra y que a pesar del humo y la oscuridad te deja ver el camino.
Agradezco al sexo por esta conversación. Muchas gracias. Te debato públicamente porque así
debe ser. Sin más tabú, de la mano y, renovada, de la sonrisa de mi amada.
Posdata: A la gente del retiro la saludo y la invito a ver o a comprar sus fotos impresas a través de la galería a la que pueden pasar haciendo click aquí o en cualquiera de las fotos que ilustran este texto.
1 comment:
"Como pedrada en ojo tuerto" a propósito de lo que hemos hablado la Mimí y yo estos últimos días. Merece un comentario mucho más extenso, desde un ángulo muy personal, así que con tu permiso será tema de una próxima......
Jenri.
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