El Hilo Rojo

Este es un pacto rojo.

Si decides aceptarlo, quedarás inmune a las fuerzas de la oscuridad.

Pero tu compromiso te pondrá a prueba.

Con semejante reto, con poco licor y poca gente, se acercaba el año nuevo.

Había que hacer una ceremonia, leer y entender de qué se trataba el compromiso. Por el tamaño de la causa bien se podía decir que no. Que a otro con ese pacto.

Pero a esa hora, con la mayoría de los fraternos saludando a distancia, y entre dos hermanitas venezolanas vestidas de perversas, había que decir que sí, que claro, que pa' la que fuera.

Se quemó palo santo, incienso y qué sofoco. Osho, el místico indio, disjoquiando.
El pacto del hilo rojo hace parte de la muy antigua cabala, cabalá o Kabbalah.

"El concepto más erróneo que tienen las personas con respecto a la Kabbalah es que se trata de algún tipo de religión", se lee en el libro del Hilo Rojo, de Yehudá Berg, un experto en el tema sin que se encuentren mayores datos de quién es.

"La Kabbalah es tan religiosa como pueden serlo las leyes de la electrcidad", agrega el texto de Berg.

Pues allí en la milenaria Kabbalah se consagra la tradición del hilo rojo. Se trata de una especie de pacto para dejar de tener pensamientos negativos, envidia y, por sobre todo, no hablar mal de la gente.

Si usted se compromete a ello, quedará protegido contra cualquiera de las mencionadas intrigas humanas.

Y como testimonio del pacto, se anuda un hilo rojo de lana en su muñeca izquierda.

Hilo de lana, “porque la lana representa la fuerza de la piedad (...) Mientras que el rojo simboliza la frecuencia del juicio”. Al teñir la lana blanca de rojo, “creas físicamente el alambrado que convierte el juicio en piedad, o la oscuridad en luz”, según el texto ya mencionado.

Una persona que te ame será la encargada de atar el hilo, con siete nudos.

Mientras se hace cada nudo se leen siete versos en hebreo, no hay que olvidar que se trata de un ritual que tiene 4.000 años.

Como quiera, no parece nada fácil dejar de hablar mal de la gente, eliminar los pensamientos negativos y aquello de cero envidia, semejante figuras que a veces son tan habituales que quién no ha dicho en una conversación: "Ahora de quién hablamos..."

De todas formas tengo el hilito rojo en la muñeca izquierda. Me parece un pacto justo e interesante. Más allá del mito, de la tradición, de la Kabbalah y de cualquier teoría energética, me parece un acto de valor propio.

Recordábamos Samantha, Claudia y yo, como se solían atar nudos a los dedos para recordar cosas. Y los tres quedamos con el hilo rojo, como un recorderis cuando abramos la boca o nos traspase la sabrosa envidia.

Luego brindamos con champaña.

Foto y Texto: Néstor Cristancho

2 de enero de 2007, dicen que 50 grados, pero aquí hemos estado cagados ya del frío.

2 comments:

Unknown said...

Muy padre tu post!

Yo estudio la Kabbalah, te invito a visitar mi blog: http://levanaylakabbalah.blogspot.mx/
Luz y Bendiciones!!

nestorcd said...

Saludos, mil gracias por la visita... Estaré revisando tu "Otra manera de vivir"... Un abrazo...