De bares


-Y… Decile que la querés… Tomále el rostro entre tus manos… Mirála… Mirála bien… Sus ojos, qué te dicen…

-Qué sé… Como ausente… Lejana…

-Vos te ves a ti… Ausente, lejano…

-Y no, pues… (hace un largo silencio… Apura un sorbo de la copa… Y sigue:) Tal vez…

-¿Qué querés vos? A ver, decítelo en voz baja… Luego gritálo… Con confianza… Que aquí no más están los de Chulo y Tomás, y sabés que ellos si no es una pelota…

Risas…

-Y pues que cuando la veo me produce hormigas en la garganta… (Silencio…) Y me dan ganas de cerrar los ojos y apretarlos… (Silencio…) Y como una tembladera… Y qué sé yo…

-Entonces estás jodido…

-¡Qué Po!

-¿No sabés qué es eso de las hormigas en la garganta?

-Estarás jodiendo, ¿acaso quiere decir algo?

-¡Pucha, claro! 

-El qué… Dejáte de joder…

-Pos que vos a ella la ves como aquel sorbo divino de un elixir que al tomarlo, te hace cerrar los ojos; y cuando entra en ti, puuuucha maaano; tu corazón se acelera tanto que parecés un terremoto…

Se miran en silencio, comparten una sonrisa completa, sin ruido. Con ojos en ojos. Brindan… 

-Eh, mesera, ¿podés venir un segundo?

NC
New York, 13 de junio 2012



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