Generación esperanza

Siempre gritaba e insultaba la vieja. Una pelea por cada nada. Una pelea cada cualquiera. A mi me tocaron muchas de aquellas. No siempre fue así.
La recuerdo cariñosa, en verso y tacto, porque me acariciaba la vieja.
Luego se fue papá y todo fue un lío. Creo que desde ahí la cogió conmigo.

Fui creciendo y me enganchaba con ella. Peleas y gritos. Dolor y llanto triste.
Fui más creciendo y entendí que no era conmigo. Entonces la vi distinta, y cuando empezaba a gritar, y conmigo a desvariar, simplemente me iba y la dejaba en insultos.

Eso hasta hoy. Que sigo creciendo. Ahora entiendo que incluso siendo mi madre no hay que tomar nada personalmente. Entonces me aparto y observo. Veo venir la embestida. La observo gritando. Me levanto hacia ella y le doy un abrazo, un abrazo honesto, le doy amor en un abrazo.

La calmo, ya pasó. Lloramos juntas.

Ahora conduzco a solas y no paro de llorar, ya no solo por la vieja. Es porque todo es distinto.

Crezco y aprendo.

Aprendo y crezco.

NC
Bronx. Diciembre, 2009
De otra historia que me cuentan. De un ángel de luz que está descubriendo sus alas.

Gráfica:
Skrik (El Grito), del pintor noruego Edvard Munch (1893-1910).

3 comments:

Anonymous said...

I love you ... hermanito,, :) linda histotia ... yo :)

Anonymous said...

let it be
be let it
it be let?

Elena said...

Qué tierno el final!
Saludos