Ya no son los tiempos del plomo. Pero la acción nunca termina en mujeres como esta boyacense que a los 20 años ya había emproblemado al jefe de personal del Hotel Tequendama de Bogotá por pedírselo para darle un trabajo. Ama a Petro, estudia, escucha y lee el país y no le queda grande nada. Ni sobrevivir a cruzar la frontera, ni a los gringos, ni a ningún filipichín que se las venga a tirar de ego. La Comandanta es de respeto y de honores aquí en Nueva York desde donde comanda la lucha para que no quede un frente descuidado.
NC
NYC, abril 2021
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