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El periodismo en Colombia debe ser procesado por crímenes de lesa humanidad.
El manejo del caso Uribe Vélez y del escándalo de Odebrecht en los medios de comunicación deja muy claro como la prensa tradicional y “periodistas” como Julio Sánchez Cristo sirven a la muerte, a la corrupción y su encubrimiento.
Lo que llamamos periodismo colombiano históricamente se ha dedicado a proteger a los gremios que desataron la injusticia y desequilibrio social, al mantenimiento de aristocracias, a la consolidación de poderes económicos y, reitero, al encubrimiento de la guerra sucia.
Previo a la indagatoria de Uribe en la Corte Suprema se han abierto los micrófonos al expresidente, a sus abogados y sus “pruebas” para deslegitimar toda evidencia y testimonio en su contra.
Rueda en las redes un supuesto “careo” de Uribe con el confeso paramilitar Pablo Hernán Sierra en la W radio. Sánchez Cristo a toda costa intenta deslegitimar el testimonio contra el expresidente usando el mismo tono moralista y las argucias con que ha defendido y procurado encubrir causas como Pacific Rubiales, el grupo Aval y descaradamente flagrantes asesinatos de testigos, y una larga e histórica lista.
Fingiendo ese tono sensible e impecable que lo caracteriza -que lo caracteriza por fingir- Sánchez Cristo cuestiona el testimonio de Sierra quien se expresa con fechas y hechos mientras al expresidente Uribe le acepta mentiras sin titubear.
Al preguntarle si había estado en una reunión de ganaderos y paramilitares en Puerto Berrio en el 98 como lo denuncia el testigo, Uribe no duda en afirmar, y acentuar con el tono, que él vivía en Londres en ese año. Luego, cuando el testigo indica que hay un video que lo desmiente, el expresidente recuerda que sí señor, que por allá estuvo. Y Sánchez Cristo en vez de contrapreguntar, “pero usted señor senador me acababa de negar tajantemente su presencia en Colombia en ese año y ahora dice otra cosa”, pasa calladito y cuando puede le exige respeto a Granados para no pisar la ponderada versión del expresidente. Claro, justo cuando la planeada defensa pública sufre su mayor golpe.
En tono plañidero Sánchez Cristo despide al expresidente una y otra vez, porque el viejo diablo vuelve y aparece con su tono de cura para lavar sus pecados. Hacen perfecto duo Sanchez Cristo y Uribe Vélez.
Veamos otra de las mentiras que se perciben a simple vista en esta planeada deslegetimización pública del caso contra Uribe y la utilización de un medio y de un escuadrón de periodistas para manipular información. Dice el expresidente que salió a hablar en La W al saber que estaban entrevistando a su acusador. Nos creen idiotas a todos. Es a este punto evidente que se está utilizando al medio con el patrocinio de Sánchez Cristo para, repito, desestimar públicamente la validez del testigo contra Uribe.
Prueba de tal orquestación es que Sánchez Cristo va cuestionando al paramilitar Granados con las indicaciones que admite le van dando los abogados de Uribe por detrás del micrófono.
Esa entrevista es una muestra de encubrimiento periodístico, falta de ética y manipulación. Y aún más grave. La propaganda de deslegitimación ha de encolerizar al pueblo ante cualquier fallo adverso a Uribe de la Corte suprema. Pues si ya “Julito” demostró que no hay que creer en semejantes evidencias cómo van a fallar al revés esos jueces abominables.
Claro, sale Sánchez Cristo a decir que la Corte en su Majestad decidirá. Y que no la tiene fácil. Claro, no dice, “y yo ya se la dejo bien difícil con mi juicio público”. Y sigue con su tono para poner de mártir a su orquestado defendido para que ni se les ocurra meter preso a este santo.
Con ese sistema Sánchez Cristo se ha convertido en la figura pública número uno del periodismo colombiano por años. Habría que hacer la cuenta de las veces en que este señor ha utilizado los medios para manipular la información.
Y esta es solo una muestra del servil ejercicio del periodismo colombiano. Todos los medios tradicionales han armado un frente amplio de protección al grupo Aval, a Luis Carlos Sarmiento Angulo, a Uribe, a un gobierno de Duque vergonzoso, a unas fuerzas militares y policiales colombianas que son la principal mafia delincuencial y de terror de esa nación.
Medios como Semana que han sido cogidos en flagrancia manipulando, después han liderado gestas de transparencia y denuncia. Pero de nuevo, hay que ser imbécil para tragarse el cuento y no advertir que todo lo que pasa por los medios es parte de montajes. Si los pillaron en la trampa, el establecimiento no escatima esfuerzos y sacrificio de chivos expiatorios del talante que sea para volver a maquillar la realidad y ajustar las balanzas hacia una atontada opinión pública.
Y la realidad es un establecimiento colombiano criminal encubierto por medios de comunicación y periodistas que ya cuenta con casi 200 años.
Porque ya basta de exculpar a los periodistas porque pobrecitos qué van a hacer. No. Basta ya de mentiras y de cobardía. Ustedes señores discípulos de Sánchez Cristo, de Yamid, de los Santos, de los López, del crimen organizado de la fuerza pública, de la corrupción, ustedes señores periodistas colombianos son una vergüenza y son responsables de asesinar la información, un derecho fundamental para construir sociedad. Y por eso debiera haber un tribunal de la verdad que los juzgue. Hasta entonces habrá paz en Colombia.
NC
NYC, 22 de septiembre 2019
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