Buenaventura es una ciudad tan olvidada
que su mar despide olor a mierda humana.
Cuando les pregunté a los estudiantes de secundaria sobre la principal
característica de su ciudad me responden en coro: “¡La basura!”
Vuelvo de Buenaventura y de verdad que
entiende uno que esta Colombia es un chiste de humor negro.
Las calles de Buenaventura dan pena. Sus
casitas derruidas explican porque en algunas de ellas la peste del odio y la
marginación lleva al ser humano a matar atrozmente a sus hermanos.
El colegio que estoy visitando tiene en
su interior ruinas de proyectos que quedaron de ejemplo de corrupción.
Buenaventura es un infierno donde no hay
estado, solamente unas empresas opulentas de riqueza la usan para entrar sus
mercancías y ya. Los políticos y el Estado
colombiano la abandonaron como han abandonado a muchas ciudades del país.
Eso sí, hay un escandaloso despliegue de
construcción de carreteras, túneles y vías de acceso a la llamada “Puerta de
Oro de Colombia”. Porque así lo exige el
TLC que firmaron estas clases ricas que gobiernan a Colombia, no hay un real
interés por el colombiano. O ya veríamos el mismo afán de construcción de
carreteras para sacar productos de los territorios indígenas y campesinos. No,
lo que hay es un plan para que los camiones lleguen más rápido de Buenaventura
a las ciudades principales.
No volvía a Buenaventura desde los años
noventa, donde los medios nos enviaban a los reporteros a pasar sin mirar para
cubrir muertos y desalojados. Y me doy
cuenta que allá el tiempo va para atrás.
Llego a la ciudad y escucho periodistas y
políticos buscando fórmulas para enseñar odio, para enjuiciar sin contexto,
para denunciar sin profundidad, ocultando la verdadera razón por la que estamos
en la peor de las guerras: Una clase que desde Santander considera que esta es
su finca y nosotros su chusma. Y los
chusma aprendimos a venerar al amo abusador cuando nos aumenta las migajas.
Y con todo y eso, en Buenaventura, los jóvenes,
en su mayoría negros puros, al hacer las didácticas terminaban bailando con un
ritmo feliz.
NC
Buenaventura – Cali
Julio 16 de 2015
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