El Profe


"Caminante no hay camino..."

Me gusta el apodo: ‘Profe’.

Vine al territorio indígena del Cauca con el comienzo de septiembre. No tenía claro nada. Entendía que estaba respondiendo a un llamado de La Vida, de La Magia, porque habían sido nítidas y constantes sus señales.
Agarré la cámara, la grabadora, y comencé a recorrer desde Silvia hacia el norte.
Conocí al bello pueblo Güambiano y su bien mantenida tierra; la gente de Azul, del Cielo.

Me tocó espantarle los miedos a la mente varias veces antes de llegar a Toribio –el rumbo explícito me fue mostrado-, el corazón del pueblo Nasa, el corazón de muchos años de lucha por sobrevivir… Un corazón que, para muchos que le cuentan a uno sus historias, tiene cicatrices impactantes de violencia.
Conocí a una comunidad impresionante. Impresionante por su unidad, por sus logros sociales, políticos y administrativos. Pese a la violencia…
Esta es la tierra de Quintín Lame, del padre Alvaro Ulcué, de un montón de hombres que han dado su vida por crear un proyecto de vida que hoy cuenta con una de las organizaciones indígenas más sólidas del mundo, el CRIC (Comité Regional Indígena del Cauca). Con cabildos y asociaciones bien organizadas. Con líderes que incluso han puesto su sabiduría en la reforma constitucional y legal de este país llamado Colombia, para que el país les respete y deje vivir, para que el país aprenda a convivir.

Impresionante es esta comunidad que ha constituido, bien adentro, en la cordillera central, en el profundo Andes, un ente educativo modelo: El CECIDIC (Centro de educación, capacitación e investigación para el desarrollo integral de la comunidad).
Es como una ciudad universitaria de esas de las grandes ciudades. Con instalaciones bien diseñadas para las aulas de bachillerato del colegio Edardo Santos, para proyectos agrícolas, pecuarios, piscícolas y hasta industriales. Acaban de terminar un edificio donde crearán una planta de procesamiento de café.

La Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín está a cargo del pensum universitario. Además hay talleres permanentes de capacitación en diversas áreas sociales y técnicas.

En el Cecidic conocí a Reynaldo. Reynaldo Opocué es un hombre de una nobleza profunda. Habla suave, su mirada es transparente, está comprometido con su comunidad, cree y ama esta tierra y a esta gente. Y así mismo frentea, “usted dígame primero ¿quién es?”, me increpó cuando llegué dizque con la idea de hacer documentales sobre el pueblo Nasa.

Fue Reynaldo el que tres semanas después de andar por aquí me dijo que si yo sabía inglés. Y esa fue la llave de la puerta que Maestra Vida me ofreció para quedarme como profesor del Cecidic. Por ahora hasta el 17 de diciembre.

Llevo dos semanas enseñando en octavos y novenos; enseño inglés y ética y valores.

Ética y valores, vaya clase. Vaya oportunidad. Prácticamente me ha tocado diseñar el contenido… Vamos por ‘consciencia del cuerpo’.

Y aquí estoy, sentado hoy domingo, en la biblioteca del Cecidic, con un calorcito bello, con la montaña respirándome, con La Vida…

Sí, hay rumores de la oscuridad. Aquí ella deambula entre un hilo fino, el de la vida y la muerte. Ya entiendo que de uno mismo depende sucumbir al abismo de las tinieblas. Yo, con humildad, declarándome su servidor, voy con la Luz…

Gracias Maestra, gracias dioses, gracias tierra, gracias Nasas.

Voy atento.

NC
Octubre 21 de 2012




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