A las plantas


Ahora que fui a la selva a visitar a las madres plantas, un diálogo tuvimos y  quedamos en esto.
“¿De dónde vienen los shipibo?”, propone el tema mi hermano Néstor Paiva a propósito de una de nuestras charlas de camino.

¿De dónde venimos?

¿Cómo se supo que la ayahuasca y la chacruna juntas hacían mágia?

Preguntas como esas las puedes resolver con el siguiente ejercicio.

Planta unas cuantas semillas en un matero con buena tierra. Pon el matero en un lugar donde la luz del padre sol se pose. Y riégala con madre  agua si quiera tres veces a la semana.
Verás cómo en unos días la planta crece. En unos meses , más fuerte, brotarán sus primeras flores.
En unos años, manteniendo la rutina del agua y el sol, verás cómo empezarán a aparecer  insectos, mosquitos los primeros, cien pies y otros seres amantes de la humedad habitarán bajo las hojas caídas en la tierra. Si tienes suerte hasta caracoles nacerán.

Aquel ecosistema es aquel Edén, aquel Paraíso original. Ahora dadle unos millones de años al ejercicio y la planta dará vida a otras plantas cada vez más complejas, y a animales cada vez más complejos. Resultarán lagartos, resultarán peces si se ha formado algún pozo de agua en el ecosistema. Dadle otros millones de años al ejercicio y la evolución de aquellos animales os dará hombres.

La ayahuasca, majestuosa liana o soga, creció al paso de los grandes árboles Amazónicos. Si tienes la ocasión de verla madura, la verás con su figura gruesa enredada como serpiente entre los árboles.

Con algunos de esos millones de años, sin afán maestro universo, maestra naturaleza de esta tierra, se transformó la ayahuasca en la gran anaconda, y en tantas otras serpientes. Y con otros tantos millones de años salieron hombres.


De hecho, si observas bien a un hombre amazónico, notarás que su semblante te revela su ancestro, anaconda, ayahuasca. Me tocó acompañar a Dante, un artesano amigo de Tamshiyacu, a buscar los restos de una serpiente. Descompuesto el cuerpo, quedan limpios los huesos de la serpiente y con ellos hacen artesanias... Cuando vi la estructura osea me asombró su parecido con una columna vertebral, con la espina dorsal humana... De ahí venimos...

La sabiduría de las plantas está en tu esencia, los científicos dirían “en tus genes”. 

Y bien, Madres Plantas, este es un canto que me enseño el hermano Néstor ‘Shipipaiva’ (como le dicen sus “patas” en Lima)
Un Icaro a vosotras:

Bewa (Masha)

Nestor Paiva
Non Abanon
Min Yoiya Chibankin
Xawe Bakebobetan

Itan Nomabobetan
Raro, raro shamankin
Non raobo biribi
Rabi, rabi shamankin (bis)
Non Onanya
Shinon Noa Yoiyabo
Senen, senen
Abainkin (bis)

Traducción

Canto shipibo Masha

Vamos a seguir tus consejos
Hombres (xawe) y mujeres (Noma), todos juntos.
Sagradas plantas. (Raubo: planta – medicina).
Con toda alegría y alabanza… (Rabi, rabi shamankin)
Vamos a cumplir con tu enseñanza.(Non Onanya…)
Llevaremos tu conocimiento, tu mensaje (sene, sene abainkin)
Con toda alegría y alabanza difundiremos tu mensaje…


NC
Tamshiyacu, Amazonas, febrero 2011

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