El greco


Peter vive en La 88 y tiene 85. Es griego. Pidió un taxi para el New Port de Jersey City. Lleva cuarenta años con su esposa. Se ríe. Habla fuerte y sopla el inglés con marcado acento.

-We are all immigrants! – vocifera y ríe.

Fue marino, viajó “por aquí y por allá”, dice. Y como le encantaba la pizza y la cocina, tuvo una pizzería por años.

Le pregunto cómo ha hecho para vivir cuarenta años con su esposa.

No entiende la pregunta.

Se la reitero. Pero insiste entre risas que no entiende la pregunta, y me doy cuenta de que está jugando. Y entonces le pregunto, Peter, ¿cómo defines el amor?

-(Otra risotada y un breve silencio) El amor es una obligación.

Se queda serio, y ambos en silencio. De pronto estalla en carcajadas y esta vez soy yo el que no entiendo.

-Que es una obligación –insiste.- El amor es una obligación, porque si no amas estás muerto.

Guarda silencio y se queda con la mirada perdida por la ventana. Yo le observo por el retrovisor y alcanzo a ver que en ese silencio se queda ausente con una mueca feliz, satisfecho.

Minutos pasan y me atrevo a irrumpir de nuevo. ¿Cuál dirías que es el secreto de la vida, Peter?

-No lo sé… Puedo decirte dos cosas que hice siempre: Nunca me quejé y nunca pregunté ‘¿por qué?’

Hemos llegado a su destino. Me da una buena propina y dice que mi nombre es griego. Y se despide girando su sombrilla con su cara feliz.

NC
New Jersey
15 de diciembre de 2008

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