-¡Humanidad! Pasar a consulta. –Como no
hubo respuesta, la secretaria insistió varias veces: -Humanidad, ¡es su turno!
-¿Qué? ¿Ah? Sí, yo, yo. Es que andaba
distraída –apareció por fin-, y ni cuenta me di que me llamaban. Permiso,
permiso… Ughhh… -Le metió un pisotón a Especies que venía con fuertes dolores
de extinción.
A pesar de su juventud, Humanidad se
movía lenta y torpe. Y ni las gracias le dio a la secretaria que había
insistido y que la miraba sorprendida.
-Por aquí, por favor…
Humanidad hizo un par de desastres con el
agua dispuesta para los otros pacientes, y hasta derribó la matera donde había
unos bellos pensamientos. Y la ‘Secre’ tratando de hacer malabares para agarrar
lo que saltaba por el aire.
Ya adentro, la saludó el doctor Universo.
-Pasa hija, pasa. –Esto dijo yendo de
inmediato en su ayuda para evitar que se diera un nuevo zurrón.
Hechas las pruebas, rota la pesa, revisados
los reflejos, tomado el aliento, dicho treinta y tres, auscultados los ojos;
dijo el doctor:
-Y bien, hija, me perdonarás la
franqueza, pero tal parece que sufres de varias adicciones que te están
llevando a una temprana muerte.
-¿Ah? ¿Qué? ¿Ah?
-Atiende hija, trata de concentrarte en
lo que haces y te sucede solo por un instante. –El doctor suspiraba como
llamando a Paciencia: -Las drogas que tomas son bastante adictivas y te queman
cuerpo y cerebro. Si quieres empezar a
despertar y salvarte de una muerte lenta, lo primero que vas a hacer es dejar
la televisión…
-¿Ah?
-La televisión hija. Esa es la heroína que está quemándote la
cabeza… Ahora, cuéntame, ¿pagas cable?
-¿Cable?
-Que si tienes televisión por cable…
-Ah, -sonrió por fin Humanidad. -¡Sí! Y
veo ‘los notis’ y los ‘realities’, y las series…
-Calma, calma… Así que consumes eso. La
televisión por cable es bazuco, o ‘crack’ que llaman otros. Mira, trata de oírme, no te queda más remedio
que dejar ese vicio.
Babeando un poco y con la mirada perdida,
Humanidad parecía sorprendida. Siguió el doctor:
-Eso de estar juzgando y hablando mal de
todo y de todos, es un alto contaminante. Uno de esos maestros místicos que te
han pasado hace milenios te advirtió: “No es lo que entra en tu boca lo que te
contamina, es lo que sale de ella, porque ella contamina tu corazón y tu
espíritu…”
Doctor Universo observaba a la paciente
que parecía sufrir alguna convulsión nerviosa.
-Mira, no te hagas la que no es contigo.
Recuerda que a mi no me engañas. Pero sobre todo, no te puedes engañar a ti
misma. –Doctor Universo pasó a mostrarle
la balanza que Humanidad acababa de romper…
-Esa obesidad que tienes, querida
Humanidad, es producto de tu voracidad y ambición. Este sobrepeso hace que todo tu sistema esté
en colapso. Por eso ya casi ni respirar puedes… Todo lo haz ido convirtiendo en
una adicción. El sexo, el amor…
Ahí Humanidad hizo como que estiraba la
pata.
-Mira, no te hagas –insistió el doctor. Cada
día te cuesta más escuchar, por eso te hablo así, en este lenguaje, y en estos
términos, a ver si despiertas, escuchas y entiendes. Querida Humanidad, como
vas, vas hacia el suicidio, y arrasas con todo a tu paso...
NC
Pance, 9 de abril de 2014
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