Café para dos-Y… Qué contás?
-Y que ha pasado el tiempo…
-¿Y?
-Y… ¡pues eso! Ya no soy el mismo…
-Me imagino. A todos nos pasa. Pero qué, ¿no eres el mismo por los kilos de más; menos pelo y que ya no hablas sin parar?
-Y… que me casé. Y me divorcié. Y luego me junté con una. Y luego con otra. Y que así sucesivamente…
-¿Sucesivamente? ¿Qué querés decir?
-Bueno, dejá la preguntadera ya. Mejor será que me vaya. Mirá que ha sido bonito verte. Bonito nada más ¿eh?
La mujer se queda como sin reacción con el café en la mano. El tipo sale disparado fuera del café, y se pierde en la oscuridad de esas cinco de la tarde del final del otoño.
Se muerde los labios y se acuerda de una fecha exacta en la que el tipo que acaba de huir había huido la primera vez. Y le da un sorbo al café trastornada por la cantidad de recuerdos que ahora le vienen a la cabeza recordándole a él huyendo y huyendo y dejándola sola.
-Como habrás dejado a "su-ce-si-va-men-te" otras hijo de puta…
Sonrié ella ahí sola en esa mesa. Y en sus pensamientos se alegra de que ella ya no se repita. Y qué bueno cambiar de verdad; no bostezando cambios…
-Si quiera ya me aleje de este tipo de hijos de puta. –Suelta ese verso en voz baja sonriendo, va a dejar el pocillo en el plato, cuando lo suelta de un susto…
El tipo abre la puerta. Entra acelerado. Avanza hacia ella. Ella congelada en shock. El tipo hace como de agacharse para quedar a la altura de ella y le zampa tremendo beso que hay derrame de café en el plato y en la mesa; y la mesera mira aterrada; y los vecinos de mesas husmean. Y el tipo que la agarra de la mano, tira un billete en la mesa; se la lleva de la mano casi jalándola; pero ella se deja de llevar como volando entre mesas y esquivando gente y sillas y sueltan la puerta de un ¡slam!
NC
NJ, Otoño 2010
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