-¡Qué horror! Es una maldición. Odio la nieve.
Y las otras dos amigas repitieron frases semejantes.
Subieron al taxi obstinadas. Tampoco iban abrigadas
Mantuvieron las quejas contra el invierno un poco más y luego pasaron a sus temas. Dos bajaron y la otra pidió ir al oeste de la ciudad.
Me dijo que era una valentía conducir con tal temporal. Que incluso salir era un acto heroico.
La hice notar los cientos de niños con caras rojas y felices que había en la calle. Y las familias enteras que deambulaban por Central Park.
Cuando atravesamos el parque le dije que observara con calma. Que se relajara en su silla y dejara los pensamientos en contra de la nevada. Entonces tal vez apreciaría todo un espectáculo.
Se calló. Mantuvo el silencio por un largo minuto. Y lo rompió con firmeza consciente: “It’s very pretty indeed”.
Cuando te dejas de quejar y aceptas la situación, e incluso te atreves a contemplarla consciente, llegas a disfrutarla.
NC
Manhattan, febrero-marzo 2010
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