El dilema del juego
Introducción: A veces asumo esta Cabala como una revista abierta al universo. Voy a escribirla sin tanta soberbia. Que a lo mejor cuando te hagas un hombre y veas la luz, y ni el futuro ni el pasado te importen, quieras simplemente leer palabras de tu padre.
Acabas de cumplir 11 años. Pasaste tu primera década. Es 25 de octubre de 2008. Tu mayor dilema es quedarte en la defensa o jugar de centro delantero en tu equipo de fútbol.
El sentido de competencia y el orgullo propio empiezan a madurar en tu mente y a crear aquello que ya verás cómo llaman personalidad e identidad. Y te dirán que hay que tener “personalidad”, que hay que tener una identidad definida.
Tan complejo es el dilema entre defensa y delantero. Tan complejo el dilema del juego.
Y así vendrán otros muchos cada día, cada instante. La vida es un juego. En cuanto tu sentido de competencia se haga más intenso, más esfuerzo imprimirás en ser el mejor. A lo mejor alcances a encajar en ese círculo de seres que se clasifican como “perfeccionistas”.
Y si tu orgullo se hace más fuerte, querrás ser Alejandro Magno; conquistarás y arrasarás.
Qué desgaste.
Personalidad, identidad, orgullo, competencia… Juntos todos, qué desgaste.
La cosa, si es que en veinte o treinta años lo recuerdas, se hubiera resuelto con disfrutar el juego.
La posición, destacarse y hacer goles, es un desgaste innecesario. Correrás como loco por un balón inalcanzable. Aunque anotes mil goles.
NC
New Jersey, 25 de Octubre 2008
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