Periodismo e independencia entre balas y amenazas

Teníamos otra columna preparada para hoy, pero la situación de amenazas frente al equipo del Canal 2, de José Alberto Tejada y su unidad legislativa,  y el atentado del que fueron objeto en la noche de ayer nos hace cambiar ideas y textos. 

Hace más de 20 años me tocó salir huyendo de Colombia porque hacía parte del equipo de NTC noticias de Daniel Coronell y el estado Colombiano nos filtró pruebas falsas para desviar la investigación de los asesinos de Jaime Garzón.  

De todos,  a mi me tocó llevar la peor parte y terminé amenazado,  perseguido por sicarios y alejado de mi país por varios años.

Hoy otra vez la vida nos vuelve a poner al frente de las amenazas por pensar diferente, hacer un periodismo crítico y comunicar de manera alternativa y apartados del "main stream", de línea editorial de las salas de redacción de Colombia dedicadas a proteger y a ser mandaderos del poder.

Recuerdo hace más de 20 años atrás cómo hasta los reporteros rasos eran pro-paracos. Todos velándole el poder a sus amos.  Muchos de ellos hoy son directores de medios, o se dedicaron a las relaciones públicas en oficinas de prensa. 

Siendo periodista de NTC, hoy Noticias Uno, de El Tiempo y de RCN radio bajo la dirección de Juan Gossain,  me di cuenta de que pertenecer a esa prensa era pertenecerle a los dueños del país corrupto y asesino que gobernaba históricamente. 

Daniel Coronell entonces era un director obeso, amarillista y sesgado. Cosa que hoy parece ha cambiado, y se le ve más consciente del fin del ejercicio periodístico.  

Pero la regla general de las salas de redacción era contar con borregos periodistas. Si uno se salía del lote ya era clasificado y mirado de soslayo y con la arrogancia del arribismo. 

Antes de la investigación sobre el caso Jaime Garzón,  trabajando ya con NTC, me asignaron a hacer corresponsalía en Medellín y una mañana los paracos llamaron a mi casa, me pusieron una cita en un estanco (licorera) por la avenida Nutibara y me amenazaron de muerte a mi y a mi familia si no me portaba a la altura de la responsabilidad que exigía el compromiso político de salvar al país del terrorismo y la guerrilla,  según me exigieron los matones.

Salí de Medellín y de Colombia al exilio por hacer periodismo para la gente.  Pensando en que la tarea era de carácter social y no de propaganda y lacayismo. Con los años contemplo a los antiguos colegas, hoy, a pesar de sus cargos y el dinero que ganan, siguen siendo esclavos de sus amos, a pesar de sus apartamentos costosos y sus carros del año.

Ser libre e independiente cuesta. Cuesta decirle al Diablo que no, que no te vendo el alma por todos tus fajos de billetes. 

Y así, se encuentra uno con esos periodistas al servicio del diablo, y se aterran de verte laburando a lo guerrero para ser libre.  Prefiero hacer pan que venderle la libertad de mi pensamiento al diablo, le dije haciendo pan a un colega que me visitó hace algunos años y se agarraba la cabeza viéndome de panadero.

Hoy, desde la utopía del Canal 2 y los medios independientes,  amenazados todos de muerte, pues nos paramos duro y reconfirmamos nuestra misión y objetivo de trabajar por la comunidad, de hacer periodismo popular, y de nuestro compromiso con la gente, no con partidos o ideas políticas.

Nuestra solidaridad con el equipo de seguridad de don Alberto, al escolta que resultó herido por los balazos de quienes andan tras la pista del Canal 2, de sus reporteros, y del equipo legislativo de don Alberto Tejada.

Que el miedo no siga siendo la regla.



Nestor Cristancho 

23 de octubre de 2022

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